¿Como y porque nacen las historias?.

No digo como y porque se escriben,pues la literatura solo es un provincia sde ese vasto quehacer-inventar historias-presente en todas las culturas,incluidas aquellas que desconocenla escritura.

Como para las sociedades ,para el individuo es tambièn una actividad primordial,una necesidad de la existencia,una manera de sobrellevar la vida...
¿Por qué necesita el hombre contar y contarse historias?

Quizà porque asì lucha contra la muerte y los fracasos,adquiere cierta ilusiòn de permanencia y desagravio.

Es una manera de recuperar dentro de un sistema que la memoria estructura con ayuda de la fantasìaese pasado que cuando era experiencia vivida tenìa el semblante del caos.

El cuento,la ficciòn,gozan de aquello de lo que la vida vivida-en su vertiginosa complejidad e imprevisibilidad-siempre carece:un orden,una coherencia,una perspectiva,un tiempo cerrado que permitedeterminar la jerarquia de las cosas y de los hechos,el valor de las personas,los efectos y las causas,los vìnculos entre las acciones.

Para conocer lo que somos ,como individuos o como pueblo,no tenemos otro recurso que salir de nosotros mismos y ,ayudados por la memoria y la imaginaciòn proyectarnos en esas “ficciones” que hacen de lo que somos algo paradojicamente semejante y distinto de nosotros.

La “ficciòn” es el hombre completo,en su verdad y en su mentira confundidas.

Las historias son rara vez fieles a aquello que aparentan historiar,por lo menos en un sentido cuantitativo.la palabra,dicha o escrita,es una realidad en sì misma que trastoca aquello que supuestamente transmite,y la memoria es tramposa,selectiva,parcial.

Sus vacìos por lo general deliberados,los rellena la imaginaciòn:no hay historias sin elementos añadidos.Estos no son jamàs gratuitos,casuales hallan gobernados por esa extraña fuerza que no es la lògica de la razòn sino la de la oscura sin razòn.

Inventar ,no es a menudo,otra cosa que tomarse ciertos desquites contra la vida que nos cuesta vivir,perfeccionàndola o envilecièndola de auerdo a nuestros apetitos o a nuestro rencor;es rehacer la experiencia,rectificar la historia real en la direcciòn que nuestros deseos frustrados,nuestrso sueños rotos.nuestra alegrìa o nuestra còlera reclaman.

En este sentido ,ese arte de mentir que es el del cuento es,tambièn ,asombrosamente,el de comunicar una recòdita verdad humana.

En su indicerniblemezcla de cosas ciertas y fraguadas,de experiencias vividas e imaginarias,el cuento e s una de las escasas formas ,quizà la ùnica capaz de expresar esa unidad que es el hombre que vive y el que sueña,el de la realidad y el de los deseos.

”El criterio de la verdad es haberla fabricado”,escribiò Giambattista Vico,quien sostuvo,en una època de gran beaterìa cientifica,que el hombbre solo era capaz de conocer realmente aquello que èl mismo producìa.

Es decir ,no la Naturaleza sino la Historia(la otra,aquella con mayùscula )... ¿es cierto eso?

No lo sè,pero su definiciòn describe maravillosamente la verdad de las historias con minùscula,la verdad de la literatura.

Esta verdad no reside en la semejanza o la esclavitud de lo escrito o dicho ,(de lo inventado ) a una realidad distinta”objetiva”,superior,sino en sì misma en su condiciòn de cosa creada a partir de las verdades y mentiras que constituyen la ambigua totalidad humana.

Siempre me ha fascinado ese curioso proceso que es el nacimiento de una ficciòn.

Llevo ya bastantes años escribièndolas y nunca ha dejado de intrigarme o sorprenderme el imprevisible,escurridizo camino que sigue la mente para ,escarbando en los recuerdos,apelando a los màs secretos deseos,impulsos ,pàlpitos,”inventar” una historia.

Mario Vargas Llosa
Washington,marzo 1980

Elvira Vicario
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"Mentiras Verdaderas" dee Vargas Llosa